La imprenta y la fabricación de moneda comparten algunos elementos en común. En el siglo XV, ambos procesos experimentan una lógica transferencia tecnológica recíproca. Vayamos por partes.

La imprenta en el siglo XV. La imprenta nace en los años centrales del siglo XV y supone un impulso a la transmisión de ideas propia del Renacimiento. Hacia 1454, Gutemberg combinó varios mecanismos que permitían multiplicar copias de un único texto. El primer paso era la fabricación de unos tipos móviles en plomo que se colocaban en un soporte sobre el que se aplicaba tinta repartida uniformemente para, a continuación, colocar un pliego de papel. En el paso final, una plancha prensaba el papel permitiendo que quedase uniformemente grabado en uno de sus lados.

La imprenta llega a Castilla en pocos años desde su creación y el primer impreso se produjo en Segovia en 1472, dando ocasión a un creciente número de publicaciones. De la misma manera, los libros impresos en distintas partes de Europa comienzan a ocupar las bibliotecas de nobles y burgueses. Las ferias de Medina del Campo permiten la distribución de ejemplares que se imprimen en ciudades como Lyon, en Francia, donde se editan libros como el Prontuario de las monedas escrito originariamente en latín por Rovilio en 1561, traducido al castellano por Martín Cordero, además de al francés y al italiano.

De entre los elementos mecánicos de la imprenta, el que aquí interesa es la fabricación de los tipos o letras. Gracias al empleo de unos moldes, los primeros impresores vertían un material muy maleable por su baja temperatura de fusión, el plomo, que permitía generar unos tipos perfectamente iguales para cada letra mayúscula y minúscula. Una vez con un número importante de tipos, se componían unas planchas con los textos a los que se aplicaba tinta, que se adhería al pliego de papel utilizando la prensa. Los tipos se forman en relieve y su lectura es inversa, para que en el papel se refleje en su sentido correcto de lectura.

¿De dónde pudo partir la idea de establecer un tipo móvil para cada carácter?

La acuñación. La fabricación de moneda en la Edad Media se basa en la llamada técnica del martillo. Un cospel metálico se introduce entre dos cuños, de manera que el superior es golpeado por una maza, generando relieve en la moneda acuñada. Cada uno de los cuños de hierro se fabrica aplicando punzones en relieve que graban las figuras en bajorrelieve.

Durante el período románico, la fabricación de los cuños monetarios es un proceso completamente artesanal. Los talladores o entalladores utilizaban un material limitado y mucha imaginación para componer un tipo monetario, como se aprecia en este análisis del tipo MOMECA 15.3, realizado entre 1147 y 1155.

Desde el siglo XII, existe una interesante transferencia tecnológica entre los monederos y los canteros en Castilla y León. Estos últimos emplean marcas en las piedras con distintas finalidades que sirven para orientar o controlar su trabajo, mientras que los primeros colocan marcas en los cuños para cuantificar el trabajo o identificar el taller.

Con el avanzar de los siglos, el proceso de fabricación de moneda se perfecciona y el grabado de los cuños mejora gracias al empleo de punzones para los diferentes elementos que integran la forma de la moneda.

Para comprenderlo, vamos a fijarnos en una emisión en concreto, los medios cuartos de Enrique IV, emitidos entre 1461 y 1470 en Burgos (MOMECA 75.B02). De entre los distintos caracteres, vamos a fijarnos en las letras EN con los que da comienzo la expresión ENRICUS, mostrando cómo se presentan en cinco ejemplares diferentes.

Cierto que las monedas de las que se han extraído las imágenes muestran distintos desgastes, que el propio material con el que se ha tallado el cuño de hierro puede haber sufrido con su uso en el proceso de fabricación de moneda, y que en el mismo taller, los entalladores han podido tener a su disposición no uno, sino varios tipos o punzones para un mismo carácter. Lo importante es que en todos los casos, la confección del cuño se ha realizado empleando un único punzón con la expresión EN de una misma vez.

Los cuños de la moneda medieval se realizan con hierro, lo que implica una alta temperatura para su trabajo y en todo caso la aplicación de un material especialmente duro, tallado y no moldeado. Y estos punzones se realizan el relieve con lectura derecha para que se graben en el cuño en negativo y en bajorrelieve. Como consecuencia, en la moneda la dirección de lectura es la correcta.

Imprenta y acuñación. Con sus diferencias, ambos procesos mecánicos responden a la tecnología propia de su época en el siglo XV. Aunque existen lógicas diferencias en el material en atención a su función, hierro tallado o plomo moldeado, sea con lectura directa o inversa, acuñación e imprenta emplean un sistema de tipos que garantiza la velocidad del trabajo, tanto como la uniformidad y la mejora general del resultado. Un ejemplo de transferencia tecnológica.