Algunas monedas del período medieval han sido agujeradas durante su vigencia o poco tiempo después del período legal de circulación. Su significado cambia con el tiempo y es por ello una interesante muestra de las circunstancias y la percepción sobre la moneda de los hombres de este atractivo período.

Algunas monedas acuñadas durante el siglo XII, como la anterior (MOMECA 22.3A.2), fabricada en torno al año 1190, cuentan con uno o dos agujeros. Se ha indicado que su presencia responde al uso de estas monedas en tumbas, considerando que un cordel serviría para colocar las monedas junto a un difunto. Sin embargo, difícilmente puede sostenerse esta conclusión con carácter general. Es cierto que en algunas necrópolis entre los siglos XII y XIII encontramos monedas dentro de las tumbas (en este mapa se localizan), pero la mayoría de ellas carecen de agujeros y los casos de monedas horadadas son excepcionales. Tampoco sabemos cómo se colocaron las monedas en las tumbas, si ubicadas antes de colocar el cuerpo o arrojadas en el momento de la inhumación.

También es cierto que entre los siglos XII y XIV las monedas tienen, además de su valor de cambio lo tienen también como talismán, de manera que, además de las tumbas, las encontramos también en espacios sagrados como donaciones votivas (el arca santa ovetense, la catedral compostelana y la tumba de Santo Domingo de la Calzada (en el mismo mapa). Sin embargo, tampoco están agujeradas.

Las monedas agujereadas en el s. XII responden a un uso compatible con el cordel, de manera que pudiera servir como adorno o bien para facilitar el transporte o la acumulación. Pero no hay base para una regla general.

En el s. XIV y XV encontramos agujeros con una finalidad diferente, la de advertir la falsedad de la moneda. En 1338 y 1471, al menos, se estableció el cargo de veedor en algunos mercados, encargados de agujerar la moneda falsa y devolverla a su detentador con una pérdida notable de su valor facial. Es el caso de la anterior (del tipo MOMECA 48.1A5).

Sin embargo, no todas las monedas agujereadas son falsas. En el caso del siguiente cuarto, del tipo MOMECA 75.A29, auténtico sin duda, la moneda ha sido agujereada de manera precisa en la zona central de la corona y es más posible su empleo como adorno en un objeto de madera o cuero.

Es también el caso de este conjunto de reales que se enajenaron en una misma casa de subastas y parecen formar parte de un mismo conjunto. Tienen en común una particular característica, a saber, la presencia de pequeños agujeros cuidadosamente dispuestos para ser engarzados en una joya o en un tejido, dejando a la vista y centrados los castillos y los leones, el emblema del reino.

Con todo y con ello, no pueden descartarse otros usos, como el descrito con moneda húngara del s. XV que se refiere en esta entrada.