La lectura de los documentos de la Edad Media pone de manifiesto cómo se pagan algunas transacciones empleando monedas. La imagen superior, correspondiente a la Cantiga 305 de Santa María de Alfonso X, muestra un cambiador que dispone de distintas monedas cuya equivalencia se establece a través de unidades de cuenta en el siglo XIII. Veamos las más importantes.

Pago al peso. Una primera forma de pago a destacar es el pago al peso, empleada fundamentalmente durante los siglos XII y XIII, aunque no en exclusiva. Uno de los ejemplos más significativos son los documentos en los que se indica el pago en marcos de dineros de determinada especie, por ejemplo, «marcos de torneses». Esto es, se entregan dineros que, pesados, equivalen a tantas unidades de 233 g de peso.

Sueldos y dineros. La forma fundamental de contar el dinero es empleando unidades de cuenta. Desde que comienzan las emisiones monetarias en 1088 y hasta que dejan de fabricarse los dineros a comienzos del siglo XIV, la forma de contar es el sueldo. Cada sueldo equivale a doce dineros y cuando en un documento se indica la entrega de cuatro sueldos de dineros del rey, lo que se indica es el pago con 48 dineros de esa especie.

Morabetinos y sueldos. La otra referencia es el morabetino castellano y leonés, una moneda efectiva de oro con un peso próximo a 3,88 g (MOMECA 32 A, MOMECA 32B, MOMECA 21, MOMECA 23), pero también una referencia para las demás hasta los años finales del siglo XIII. Por ejemplo, en los años iniciales y centrales del siglo XIII, el morabetino equivalía a siete sueldos y medio de burgaleses (90 dineros del tipo MOMECA 31), quince de pepiones (180 dineros del tipo MOMECA 30), ocho de dineros leoneses (96 dineros del tipo MOMECA 25) y dieciséis de dineros reales leoneses (192 dineros del tipo MOMECA 24), que nos permite comprender las relaciones de cambio entre estas especies monetarias.

La base de esta equivalencia se basa inicialmente en un cambio entre la plata y el oro al peso, sobre la que se fija una referencia con el sueldo de dineros.

Varios aspectos a destacar del morabetino de cuenta:

  • La moneda de oro y la de vellón circulan de manera separada, esto es, el oro tiene un circuito específico y sólo algunas rentas altas o comerciantes disponen de estas monedas efectivas de oro. El resto de la población emplea la moneda de vellón. De hecho, conocemos tesorillos de este período formados en exclusiva por moneda de uno u otro metal.
  • Los documentos posteriores a 1180 mencionan morabetinos sin otra referencia, especialmente en la ciudad de León y sus zonas de influencia. En la mayoría de estos casos, los pagos se realizan en moneda de vellón aunque no se especifique. A mediados del siglo XIII, cuando ya no quedan morabetinos contantes en circulación, la referencia al oro se ha perdido por completo o ha perdido vigencia, de manera que la mención morabetino expresa únicamente la medida contable.
  • La medida de cambio real entre el oro y la plata no es igual en todo momento y lugar. Por ejemplo, en Toledo de mediados del siglo XII hay documentos que hacen suponer un cambio muy bajo que evoluciona con el tiempo.

Este sistema de cuenta es común con Aragón y Navarra y, con el matiz del cambio del peso de la unidad de oro, con Jerusalén y Trípoli. En Francia es idéntico el sistema de sueldos y dineros.

El maravedí. Morabetino y maravedí son conceptos distintos. Algunas monedas de plata de los años finales del siglo XIII y principios del XIV pueden, no sin dudas, ser equivalentes a un maravedí de sus respectivas especies o de las especies coetáneas de vellón (MOMECA 34.1, MOMECA 34.2, MOMECA 34.3, MOMECA 42, MOMECA 47.1). Lo cierto es que las emisiones posteriores a 1276 llevan como referencia contable el maravedí, por ejemplo, los dineros seisenes fabricados ese año o el siguiente (MOMECA 38) se cuentan a quince dineros el maravedí en Castilla.

Cada vez que el rey introduce una nueva emisión se beneficia de la novedad, estableciendo un valor que premia la nueva emisión en el pago de sus deudas: si debía un número de maravedises, los pagaba con una moneda cuya referencia contable que le favorecía. Por ejemplo, un maravedí equivale a quince de la emisión de 1276 (con un contenido de la cuarta parte de plata) y a 10,66 dineros de la emisión de 1297 (MOMECA 45.1, con un contenido de la sexta parte), que circulan conjuntamente hasta finales del siglo XIV.

Para saber más:

Antonio Roma Valdés, Emisiones monetarias leonesas y castellanas de la Edad Media. Organización, economía, tipos y fuentes, 2010