Las monedas de la Edad Media se fabrican siempre con una porción más o menos alta de metal noble, oro o plata. La cantidad de metal depende de factores como su disponibilidad por parte de los reyes y otros poderes emisores o las necesidades propias de fijar un valor atendiendo a las monedas que previamente circulan en un determinado espacio geográfico. Por esta razón, comprender el fenómeno monetario exige estudios metalográficos, una técnica de investigación desarrollada en especial desde los años 1980.

Los resultados de los estudios deben ser analizados con precaución por muchos factores, entre otros:

  • No es lo mismo un análisis destructivo que uno realizado en superficie, con una u otra técnica.
  • El vellón es una aleación imperfecta que deja mucho espacio a la falta de uniformidad. Por lo tanto, dentro de una misma emisión o incluso en la misma moneda, con seguridad habrá diferentes resultados.
  • En la Edad Media, la tecnología no es perfecta en la eliminación de las impurezas de un metal. Por ejemplo, en la plata es frecuente la presencia de otros elementos. Además, desde Alfonso X la plata de ley es de 11 dineros y cuatro granos.
  • El analista debe seleccionar convenientemente los elementos que habrán de establecer un resultado en términos proporcionales: no es lo mismo un porcentaje entre cuatro elementos que entre seis; no es lo mismo valorar elementos metálicos que otros que no lo son, como el oxígeno, que en una primera observación puede aparecer con abundancia relativa.
  • Además, el analista debe elegir al punto más adecuado para obtener un resultado fiable, evitando pátinas, concreciones o elementos de blanqueado superficial donde la plata será más abundante que en el conjunto de la moneda. O seleccionar estos puntos si busca analizar la pátina o de aspectos concretos de la técnica de producción monetaria.

Por estas razones, los análisis deben ser vistos en términos de compatibilidad si se trata de determinar, por ejemplo, la cantidad de plata en una moneda de vellón.

En ausencia de minas de plata y oro, los reyes cristianos peninsulares frecuentemente emiten numerario previa fusión de moneda extranjera y la renovación de la moneda propia en circulación. A diferencia de los aragoneses y navarros, que respetan valores muy estables en el tiempo, los reyes castellanos, leoneses y portugueses cambian con frecuencia la talla y la ley de las monedas y muchos de los análisis publicados se han centrado en determinar en términos relativos la proporción entre plata y cobre, con sus elementos asociados.

Para saber más:

Antonio Roma, Francisco Guitián, Composición metálica de las monedas leonesas y castellanas de la Edad Media, 2010

Pablo Núñez, Moneda medieval gallega, Lugo, 2018