La imagen precedente responde a un conjunto de reales castellanos de mediados del s. XIV que sin embargo circulan hasta los años finales del s. XV que se vendieron conjuntamente y parecen formar parte de un mismo conjunto. Tienen en común una particular característica, a saber, la presencia de pequeños agujeros cuidadosamente dispuestos para ser engarzados en una joya o en un tejido, dejando a la vista los castillos y los leones, el emblema del reino.