Una de las fuentes de información fundamental en la investigación numismática la encontramos en los composición de los tesoreros medievales, que deja un registro de las monedas que circulan en el tiempo en que han sido enterrados. En algunos casos, nos permiten saber las costumbres de los que quienes enterraron apresuradamente sus pertenencias por ser perseguidos, caso de los judíos en Castrojeriz al final de la Guerra Fratricida castellana en 1469 o el de los peregrinos compostelanos. En otros casos, los lugares elegidos para guardar el dinero, en bolsas o cántaros, bajo el suelo de la casa o en un escondrijo en la pared. En este enlace se encuentran algunas de estas interpretaciones.