Una de las principales características de la moneda leonesa y castellana de la Edad Media es la aparición temprana de las marcas de ceca, consecuencia de la particular organización de la producción del numerario. Puede decirse que las monedas de este atractivo período tienen marcas, aunque no todas las marcas que conocemos sean de ceca.
Las primeras monedas de los reyes leoneses y castellanos tienen marcas de emisión que sirven para controlar la cantidad de numerario fabricado en un uso que se mantendrá a lo largo de la Edad Media: los monederos u otras personas del taller monetario insertan en el cuño puntos, círculos, crecientes o números romanos.
Además, con ocasión del desorden monetario de Enrique IV, particularmente en los cuartos fabricados entre 1468 y 1470, las monedas incorporan otras marcas que sirven para advertir del descenso de la plata. Por ejemplo, los cuartos de Cuenca (MOMECA 75.A12) y Sevilla (MOMECA 75.A30) tienen señales como círculos, estrellas u otros elementos perfectamente visibles que permiten, además, secuenciar las emisiones.
La aparición de las marcas de ceca responde a una interesante combinación de factores:
- Por un lado, desde 1180 comienzan a asentarse talleres permanentes en algunas poblaciones como Santiago, León, Salamanca y Burgos en un proceso revolucionario que se consolida en 1263. Hasta entonces, los talleres de monederos eran itinerantes y no tenían espacios permanentes para acuñar. Por lo tanto, si no hay ceca, no puede hablarse de marcas de ceca.
- Por el otro lado, los reyes castellanos primero (MOMECA 29.1, MOMECA 29.2 y MOMECA 31, series todas posteriores a 1190) y los leoneses después (MOMECA 25, tras 1216) unificaron los tipos monetarios, de manera que todos los talleres emitían numerario con la misma apariencia para todo el reino. Todas las emisiones realizadas desde entonces tienen la misma apariencia con independencia de la casa de moneda que fabricase.
Las marcas responden a una clara finalidad, a saber, permitir un control externo de la legalidad de la moneda emitida, facilitando a los agentes del rey verificar la ausencia de fraude en la producción de todos y cada uno de los talleres a través del ensayo de la moneda que mostrase una u otra marca. Las marcas se establecen en un un punto visible de la moneda y suelen consistir en iniciales (B para Burgos, L para León, S para Sevilla, etc.) u otras señales características (venera -la de la imagen superior- para Coruña, acueducto para Segovia, cuenco para Cuenca, etc.). Por consiguiente, las monedas del siglo XIII en adelante tienen marcas visibles de ceca y marcas discretas (por ejemplo, puntos o círculos ubicados en las leyendas u otros espacios) que sirven para el control interno del taller. Destacar que la marca es el último elemento que se incorpora en el cuño.
En este mapa de cecas puede verse la actividad de la producción en las distintas localidades de la corona.
Con posterioridad, otros poderes monetarios siguieron el sistema castellano, caso de los reyes portugueses y franceses, ya dentro del siglo XIV.
Para saber más:
Antonio Roma Valdés, Emisiones monetarias leonesas y castellanas de la Edad Media, 2010
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