Las monedas no tuvieron en la Edad Media un uso exclusivamente de cambio, aunque fuera su principal utilidad. En otra entrada se ha explicado el empleo de monedas en contextos funerarios y las piezas acuñadas sirvieron también para donaciones votivas con ocasión de la peregrinación. Este uso piadoso se aprecia también en la fabricación de moneda de baja ley para servir en el pago de limosna en 1433 (MOMECA 75.2A).

Fuera de España, se ha observado el uso de monedas como elementos que sirven de adorno en pendientes, joyas o broches, como ha observado en Inglaterra R. Kelleher, Coins, monetisation and re-use in medieval England and Wales: new interpretations made possible by the Portable Antiquities Scheme, 2013, autor de las imágenes que siguen.

También en Francia y Alemania se ha descrito el uso de monedas como adornos en objetos litúrgicos como los siguientes (VV.AA. Münzen in Brauch und Aberglauben, Meinz, 1982).

No conocemos muchos ejemplos de reutilización en Castilla y León, pero pueden señalarse los casos siguientes: un pepión acuñado en los años finales del s. XII (MOMECA 30) fundido en un anillo; una blanca de Juan II (MOMECA 71.1) dentada y con agujero central que pudo servir en un engranaje o en una espuela; y una blanca de la misma serie doblada en dos partes, compatible con un su utilización con fines rituales consistentes en su colocación en el campo para augurar buenas cosechas.

Para saber más:

Antonio Roma Valdés, Erea Castro Alfonso, Pablo Rueda Rodríguez-Vila y Raúl Sánchez Rincón, Las monedas leonesas y castellanas del siglo XII, Madrid, 2019